lunes, 16 de marzo de 2020

Destino, Okinawa

Okinawua
Óleo sobre lienzo, 38 x 61
Esta es una de las obras que presentare
 para la donación del 50% a la Asociación
 Española Contra el Cáncer
Me envía unas imágenes paradisiacas una amiga, (que como es menor no menciono su nombre), me comenta que no sabe bien si es lo que busco para mi proyecto, ya que para ella es algo cotidiano y yo pedí zonas de vacaciones, pero como muchos japoneses también las visitan, me las envía.
Y es que para ella vivir entre dos mundos es algo cotidiano, España y Okinawa, ella no viaja allí de recreo, son sus dos países.
Por mi parte me quedo maravillada al ver las imágenes, le digo que si, que claro, que lo que puede ser normal para unos, es lo exótico para otros, que me cuente cosas y haremos el viaje juntas.

Okinawa se mueve a un ritmo distinto al resto del territorio nipón, no en vano, los nativos de este conjunto de islas poseen esa aura de tranquilidad que rodea a los habitantes de las zonas de clima subtropical, es muy famosa por su gastronomía. Con conexiones entre el resto del archipiélago y Naha, la capital de la prefectura, son muy rápidas y sencillas, Okinawa debería ser un destino obligatorio para quien quiera comprender Japón en su totalidad.
Me habla de sus espíritus protectores, los Shisha, unos seres mitológicos mitad león mitad perro, y me describe sus playas cristalinas color turquesa, que no deje de visitar el Cabo de Manzamo, la Playa en Tokashiki, y por supuesto Naha.
Okinawa (literalmente 'cuerda del mar abierto' en japonés) Aunque ahora las influencias de China, Japón y Estados Unidos son patentes, la cultura Ryukyu permanece, y los Uchinanchu (como se llaman los okinawenses a sí mismos) la defienden y muestran con orgullo.
Me cuenta que cuando lleguemos a Naha el pequeño aeropuerto de la capital por el que se entra a la prefectura me parecerá más una estación de autobús que un aeródromo, y nada más salir por la puerta, dos grandes Shishas, los guardianes legendarios medio león, medio perro, propios de Okinawa, nos darán la bienvenida.
Un sitio que no debemos dejar de visitar es el castillo Shuri-jo, antiguo hogar de la dinastía Ryukyu. Este castillo, que lleva el nombre antiguo de la capital, fue construido en el año 1300, y aunque lo que se puede visitar en la actualidad es solo una réplica, mantiene la esencia del pasado intacta. Además, desde lo alto del monte en el que se ubica hay unas vistas maravillosas de la ciudad.
Como sabe que me gusta la historia antigua me informa que al norte de Naha hay un lugar a visitar, es el Ryukyu Mura, o villa Ryukyu, que son una recreación bien cuidada de cómo vivían los isleños bajo el reinado Ryukyu, con representaciones de danza y teatro, o de instrumentos de música tradicional como el shanshin, un instrumento de tres cuerdas, normalmente de piel de pitón, precursor del famoso shamisen.
Me recomienda que me lleve mis gafas de buceo, 
No es de extrañar que, con una fauna y flora tan espectaculares, esta prefectura sea el hogar de nacimiento de todo tipo de criaturas mitológicas, como trolls y dragones. Rodeada de montañas verde esmeralda, un mar tan transparente donde no faltan los peces de colores y los corales.
Por supuesto, también me ha hablado de la gastronomía, entre los ingredientes únicos y más populares de la cocina de Okinawa, se encuentran: el goya, un vegetal amargo que se utiliza para platos como el champuru, echo a base de mezclar vegetales fritos, y el umibudo , literalmente uvas del mar, pequeñas algas con forma de bolas y que se sirven con vinagre para acompañar bebidas, al puro estilo tapas.

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